Las Marchas de la Dignidad vuelven a Madrid el próximo 27 de mayo.

Las Marchas de la Dignidad vuelven a Madrid el próximo 27 de mayo, en una convocatoria estatal impulsada por diversos movimientos sociales, organizaciones sindicales y políticas.
En Madrid, dicha convocatoria irá precedida de una semana de lucha, y las asambleas y colectivos que componen las Marchas han programado diferentes actividades para calentar el ambiente, para llevar a las calles sus objetivos y reivindicaciones, y para poder lograr financiar la convocatoria estatal del 27M.
El miércoles 26 de abril, gracias a la colaboración de la compañía Tiempos Nuevos Teatro (TNT) de El Salvador (por primera vez de gira en el estado español) y al CSO La Traba, podremos disfrutar de la presentación de la obra de teatro «Érase una vez un rey», del grupo chileno Aleph.
La jornada teatral estará enmarcada en las actividades del X Aniversario del CSO La Traba, y supondrá la inauguración de la sala del antiguo cine Candilejas (con cerca de 600 butacas)
La apertura de puertas será a las 19h, y el comienzo de la obra a las 20h. El precio de las entradas a 5 euros.
La obra es un clásico del teatro latinoamericano, y ha sido presentada por diferentes compañías en muy diversos festivales, obteniendo numerosos premios. Es la historia en clave de humor de tres personajes que viven en un basurero de una gran ciudad, cuyas vidas transcurren entre el hambre, el aburrimiento y recoger papeles. Pero un día deciden dar inicio al juego de la disputa del poder, y en ese pequeño universo que habitan los personajes, florecerán la corrupción, la manipulación, la traición, la explotación y las ansias desmedidas de dominio. El relato, del que se desprende una historia común a muchos países, se ajusta totalmente al momento político que vivimos en el estado español. Y desde las Marchas de la Dignidad os invitamos a disfrutar de la jornada junto con nosotras y nosotros.

SIN RUPTURA, SIN REPÚBLICA, NO HABRÁ CAMBIO.

MANIFIESTO 14 DE ABRIL

En estos días, cientos de organizaciones políticas, sociales, culturales, memorialistas, y miles de ciudadanos y ciudadanas, celebraremos los 86 años de la proclamación de la Segunda República Española con toda la energía y la convicción que merece. Y lo haremos, en primer lugar, para conmemorar un hecho que abrió la puerta, por fin, al inmenso caudal de energías que los pueblos de nuestro país, los obreros, mujeres, intelectuales, jornaleros, estudiantes y, en general, toda persona amante de la libertad, habían visto yuguladas por la corrupción, el caciquismo y la represión que imperaron en nuestra tierra bajo el manto real borbónico y, finalmente, con su dictadura.

La República, además de representar un período de progreso político y social inédito en España, no sólo avanzó aspectos luego incorporados por el régimen actual, como el Estado autonómico, los derechos de la mujer o el sistema de protección social, sino que alcanzó cotas de desarrollo democrático imposibles con la Constitución vigente: son ejemplo de ello el laicismo estatal, el papel del trabajo, el rechazo a la guerra y, por supuesto, el carácter democrático de todas las instancias del Estado, incluida la Jefatura del Estado. Esa trascendencia de nuestra Segunda República es lo que nos obliga no sólo a celebrarla cada año, sino a tenerla como referente privilegiado de nuestro trabajo político cotidiano. No para repetir lo pasado, sino para clarificar qué tipo de futuro queremos.

En 2014, el movimiento popular por la República, por la Tercera, vivió un momento de auge, con un Rajoy contra las cuerdas y una monarquía totalmente desprestigiada. Lamentablemente, las promesas electorales, las ambigüedades, los silencios cómplices y la operación para forzar a Juan Carlos I a abdicar, a cambio de su total impunidad, permitieron al régimen del 78 salvar la situación y mantenerse, ahora con una recomposición de fuerzas en las Cortes. Mientras tanto, las calles se vaciaban y las caras visibles de la izquierda repetían que “la República no toca” y “la República no interesa a la gente”. Se repetía la maniobra de la Transición, con un régimen dispuesto a travestirse para mantener las estructuras de poder en lo fundamental, y una cohorte de seguidores dispuestos a formar parte de la “oposición de Su Majestad”.

Pero la realidad es tozuda y se ha encargado de demostrar -para quienes hayan querido verlo- cuán limitados son los cambios posibles en el marco jurídico e institucional vigente. Así, pese a los relativos avances habidos en algunas materias como los derechos sociales allí donde se han instalado ayuntamientos y gobiernos autonómicos «del cambio», los responsables de éstos ya deben de haber observado lo estrecho que es el corsé impuesto por el régimen del 78 en términos políticos, jurídicos y económicos, empezando por el artículo 135 de la Constitución, que subordina las necesidades sociales a las exigencias del capital financiero.

Miles de ciudadanos y ciudadanas, desde luego, ya se han percatado de ello, cuando comprueban el doble rasero de una Justicia que condena la libertad de expresión de artistas, articulistas y tuiteros de izquierda, mientras protege al fascismo; que persigue a los antifascistas, mientras mantiene en la impunidad las agresiones nazis; que condena a militantes sindicales mientras los responsables de Bankia y la familia del rey se van de rositas; que pretende estar por encima de los anhelos de democracia y autodeterminación de los pueblos. Lo ven, también, cuando contrastan las dificultades cotidianas que imponen el paro, la precariedad y los bajos salarios con la lluvia de millones que engorda cada año las cuentas de las empresas del Ibex 35, cuando sufren las humillaciones y abusos en su puesto de trabajo, o cuando se ven obligados a emigrar, como ha hecho ya en torno a un millón de jóvenes. Frente a esto, de poco han servido la nueva “mayoría” parlamentaria y las ilusiones electoralistas.

Ahora bien, ¿realmente tenemos que sorprendernos de ello? Nuestra actual democracia –una auténtica anomalía en nuestro entorno debido a su origen franquista–, a medida que son cercenados los derechos políticos y sociales de la mayoría trabajadora, no hace más que evidenciar, cada vez más claramente, su origen bastardo. Porque, ¿qué tipo de democracia se puede construir sobre la herencia del fascismo? ¿Qué libertades pueden quedar a salvo

cuando su salvaguarda es encomendada a las personas e instituciones que durante décadas asesinaron, torturaron y saquearon?

Afortunadamente, hoy nos encontramos en un momento esperanzador: la movilización popular va recuperando el pulso y son muchas ya las personas, sobre todo jóvenes, que van adquiriendo conciencia de esta sangrante situación, que han tomado nota de las lecciones de los últimos tres años y que, en consecuencia, consideran que es necesario abandonar quimeras electoralistas y dar un paso al frente para poner fin, de una vez por todas, a la flagrante y vergonzosa injusticia que reina en nuestro país.

Para que este objetivo se cumpla, todas las organizaciones y personas que nos reclamamos del republicanismo debemos asumir el compromiso de reforzar la organización de las clases populares en todos los ámbitos, desarrollar formas de unidad republicana e incrementar la presión ciudadana, mediante las movilizaciones de todo tipo, en torno a un objetivo político general que impida la dispersión de las fuerzas. Por las razones expuestas, ese objetivo no puede ser otro que un cambio de régimen, una trasformación profunda de la correlación de fuerzas entre las clases sociales y de su expresión en términos jurídicos e institucionales, tanto en el ámbito político, como en el social y económico.

Al objeto de definir esa transformación fundamental, que permita el avance de las clases populares, el movimiento republicano se dotó en 2016 de un programa común, que contempla los siguientes puntos:

1. Programa de choque contra la crisis, para impulsar el desarrollo económico y social, y apoyar y proteger a las personas y familias más afectadas por la crisis.

2. Restablecimiento de la soberanía popular, anulando de forma inmediata las leyes de excepción que son utilizadas para acallar la indignación de nuestros pueblos, como la Ley de Partidos, la ley mordaza y la reforma del Código Penal.

3. Derecho de autodeterminación de los pueblos, para que decidan libremente si quieren construir juntos un futuro común y poner fin al enfrentamiento.

4. Independencia Nacional frente a los grandes poderes que dictan la política internacional, como la OTAN.

5. Apertura de un proceso constituyente que ponga fin al régimen de 1978 y a su Constitución, claramente superados por la historia; que devuelva la voz al pueblo para determinar la forma de Estado y garantizar la democracia, el derecho a la autodeterminación, el control democrático de las instituciones, la reforma agraria aún pendiente, el control público y la nacionalización de los sectores económicos estratégicos, el control efectivo y la participación de la ciudadanía en las cuestiones que le afectan. Una constitución que sirva de base para un futuro de progreso.

6. Recuperación de la memoria histórica, para reivindicar como inalienable patrimonio colectivo la lucha y el sacrificio de todos los luchadores asesinados, perseguidos y damnificados por la dictadura franquista, y para poner fin a la impunidad del franquismo.

7. Rechazo a la Europa del capital, que desprecia a los refugiados y nos ata a las imposiciones de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo.

8. Por la República, con carácter laico, democrático, popular y federal, resultado de ese proceso constituyente.

En nuestro país, el cambio de régimen no puede significar otra cosa que la Tercera República. La historia de los últimos cuarenta años ha demostrado que es el único marco posible para el desarrollo de la democracia y de las libertades públicas, individuales y colectivas.

Hoy estamos poniendo las bases para reconstruir, unidos, el movimiento republicano. Asumamos el compromiso, demos un paso al frente y pongámonos a trabajar.

¡VIVA LA REPÚBLICA!

¡SIN RUPTURA, SIN REPÚBLICA, NO HABRÁ CAMBIO!

EL 27 DE MAYO VOLVEMOS A MADRID.

MANIFIESTO-LLAMAMIENTO 27 DE MAYO DE 2017

LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO.

Tras un periodo plagado de citas electorales que a mucha gente le hicieron concebir esperanzas de que mediante nuevos gobiernos sus problemas pudieran solucionarse, hemos comprobado que esto no ha sido así. Al contrario, nos encontramos ante una situación extremadamente difícil, de emergencia social, que nos convoca a dar una respuesta colectiva y masiva de la clase trabajadora, la ciudadanía y los pueblos, como perspectiva para todas y todos aquellos que están luchando y que sufren las contradicciones de este sistema que solo genera paro, precariedad, pobreza y violencia.

Millones de trabajadores y trabajadoras se encuentran sin empleo. Tener unas manos para trabajar, disponer de tu capacidad tanto manual como intelectual y no encontrar un trabajo digno es humillante. Se está desperdiciando el talento colectivo de una sociedad, hipotecando indefinidamente su futuro. Los trabajadores y trabajadoras no nos merecemos este atropello a nuestra dignidad colectiva.

Cientos de miles de familias han perdido su casa. No hay nada más inhumano que desalojar a una familia de su hogar solo para alimentar la voracidad insaciable de unos banqueros sin escrúpulos. Banqueros a los que los estados siervos de la Troika alimentan a costa de empobrecer aún más a la clase trabajadora y a las personas más indefensas.

Mientras, la patronal, aprovechando el drama del paro masivo, aprieta las tuercas a la baja de los salarios y de las condiciones de trabajo a las personas que aún tienen un empleo. La juventud trabajadora ha sido sometida a una doble escala salarial generalizada. Trabajadores y trabajadoras, sobre todo inmigrantes, que, ante la difícil situación, no pueden siquiera cuestionar su papel de meros explotados/as por el capital. Hoy más que nunca es preciso estrechar lazos y reafirmar que “nativa o extranjera, todos somos la misma clase obrera”.

A su vez, un millón de personas han emigrado en los últimos años. La inmensa mayoría jóvenes a quienes se les niega la posibilidad de forjar un proyecto de vida digno y se ven abocados a buscarse la vida en el extranjero como antes hicieron nuestros padres y abuelos. No podemos por ello señalar a las personas migrantes como responsables de la crisis, sino como sus primeras víctimas.

El patriarcado. Un modelo de sometimiento para la mitad de la población

Las mujeres decimos no a un sistema patriarcal que nos arrastra a épocas del pasado y que nos impide avanzar en igualdad,quitándonos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, extendiendo los crímenes machistas, intensificando la desigualdad como refleja la creciente brecha salarial, y provocando la vuelta a los hogares para dedicarnos a la crianza y los cuidados, sin reconocimiento ni remuneración. Asimismo, nuestras madres se ven abocadas a la pobreza con pensiones míseras cuando es su trabajo el que ha mantenido y mantiene la vida y la economía productiva.

Reclamamos, Pan, Trabajo, Techo, e IGUALDAD.

Contra la tenaza de la Deuda impuesta por la UE y el FMI.

El gobierno del PP y demás gobiernos de todos los colores, ejecutan al dictado de la Troika (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Comisión Europea), políticas consistentes en el robo de derechos y el empobrecimiento generalizado de la mayoría social. Estas políticas que se fundamentan en el pago de una Deuda ilegítima que no han contraído los ciudadanos y ciudadanas, son producto de la especulación bancaria y los excesos de los distintos gobiernos. La degradación de los derechos sociales y medioambientales se degradará, aún más, con el CETA (Tratado de Libre Comercio entre la UE y Canadá).

Tras la modificación del artículo 135 de la Constitución por el gobierno del PSOE, con el apoyo del PP, la aplicación del Tratado de la Zona Euro de 2012, impone a todas las administraciones públicas, incluida la Seguridad Social, objetivos de Déficit destinados a adelgazar sin límites el gasto público en servicios sociales y las pensiones públicas.

La reducción del gasto en servicios públicos junto con la privatización de todo lo rentable (el último eslabón es AENA) y la subcontratación de la prestación de servicios públicos con empresas privadas que obtienen sus infames beneficios precarizando al máximo las condiciones laborales, sirven al mismo gran objetivo: poner a disposición del capitalismo en crisis los mejores pedazos de la tarta de los presupuestos públicos. El resultado es el desmantelamiento de la sanidad y la educación públicas, así como de los servicios sociales, a mayor gloria de la empresa privada. El aumento escandaloso de los gastos militares al servicio de las guerras imperiales refuerza nuestra reivindicación de salir de la OTAN y desmantelar las Bases.

Con una mayoría de pensiones públicas que no aseguran el mínimo necesario para sobrevivir – más de la mitad de los pensionistas cobra por debajo del salario mínimo y cerca del 40% de las familias dependen de una pensión -, con el vergonzoso copago de medicamentos para los pensionistas y el atraco a nuestra “hucha de las pensiones”, se preparan nuevos ataques contra las pensiones públicas, al amparo del infame “Pacto de Toledo”, en beneficio de los planes de pensiones privados.

El drama del pueblo griego y la aceptación por el gobierno de Syriza de todas las imposiciones de la Troika, incluso con la victoria del NO en el referéndum, muestra con toda claridad cómo la UE y el Euro actúan como camisa de fuerza para ahogar la soberanía popular. En su contra es preciso promover la lucha y la unión de la clase obrera y de los pueblos de Europa.

Ruptura con el Régimen del 78

Al capitalismo le estorban las libertades y los derechos de la mayoría social. Es un sistema que busca exclusivamente el beneficio privado de unos pocos y que nos lleva inexorablemente a una catástrofe social y medioambiental de alcance incalculable.

Y cuando se protesta, siempre obtenemos la misma respuesta: la represión y criminalización del sindicalismo de clase y de los movimientos sociales. Es un sistema que necesita la represión, que genera leyes como la Ley Mordaza para mantenerse y que debe ser superado con la lucha en la calle. Una ley que demuestra a las claras que mientras las y los que luchan son multados, detenidos y condenados a prisión, los que especulan con nuestras vidas se van a vivir a Suiza, como el caso de Urdangarín.

Ahora, la aprobación de leyes que dejan las manos libres al esquirolaje y limitan el derecho de huelga, que aceleran el desalojo de viviendas ocupadas, o el nuevo pacto social que se está cocinando con la complicidad de las burocracias sindicales para un nuevo Estatuto de los Trabajadores, son nuevas vueltas de tuerca que nos atenazan y a las que hay que enfrentar con organización y lucha obrera y popular.

La descomposición del régimen surgido de la Constitución del 78 se hace evidente. Nació contra el pueblo, está corroído por la corrupción y no tiene ninguna legitimidad. A los capitalistas herederos del franquismo, se les han sumado los nuevos ricos del PSOE y de otros partidos en los diferentes gobiernos – que amasaron sus fortunas con las privatizaciones y la escandalosa corrupción. Esta corrupción generalizada que, no lo olvidemos, está en el código genético del sistema capitalista, actúa con total impunidad precisamente por la supervivencia de todas las estructuras de poder herederas de la Dictadura: monarquía borbónica, justicia, fuerzas armadas, policías de todo tipo, iglesia católica, altos cargos de la administración, etc.

Es este Régimen podrido el que se vio sacudido por la movilización popular y el que pretende asentarse sobre la miseria de la inmensa mayoría de la clase obrera, la precariedad laboral y social, la represión de la lucha social y de los derechos nacionales de los pueblos del Estado español.

Las Marchas de la Dignidad, al tiempo que reconocemos la legitimidad del derecho de los pueblos a decidir soberanamente su destino, les llamamos a luchar unidos contra ese régimen corrupto, estrechando los lazos de clase que nos permitan avanzar, aquí y ahora, en la lucha contra el capitalismo y su puño de hierro: la UE y la OTAN.

Al tiempo que exigimos la libertad para Alfon, Bódalo, y para todas las presas y presos encarcelados por luchar, planteamos que la Ley Mordaza y el conjunto de la legislación antiterrorista deben ser derogadas.

Las Marchas de la Dignidad tienen como método fundamental de trabajo unificar las luchas.

su alrededor se van agrupando,y llamamos a agruparse a pensionistas, desempleados y desempleadas, mujeres en lucha por la igualdad y contra las violencias machistas, las trabajadoras y los trabajadores en conflicto – incluidas las personas que están luchando por el retorno a la gestión pública -, a las que luchan por una educación y sanidad públicas gratuitas y de calidad, a quienes denuncian a las empresas que depredan el medio ambiente, etc. Llamamos a sumarse en fin, a todas aquellas personas que creen que otro mundo, más justo y solidario, además de posible, es necesario.

En la lucha difícil que hemos emprendido por un cambio real, no un simple cambio de gobierno, necesitamos que quienes estemos dispuestos a pelear nos unamos. La construcción de poder popular exige pasos pacientes y firmes que no se dejen seducir por los cantos de sirena de falsas soluciones institucionales que tan caro pagamos en la Transición y que hoy, en el marco de la Unión Europea, son más engañosos que nunca.

TODOS Y TODAS A MADRID EL 27 DE MAYO

En ese camino, de construcción paciente y firme de la fuerza necesaria para cambiar de verdad las cosas y construir una sociedad a favor y de las y los trabajadores, para el que sabemos que la huelga general es una herramienta muy importante de conciencia y organización, llamamos a llenar de dignidad y rebeldía la capital del Estado español, Madrid, el 27 de mayo de 2017.

Ese día llegaremos columnas de todos los pueblos y naciones del estado a Madrid y también desde la emigración. Al tiempo que convocamos a la clase obrera y a todos los pueblos del Estado español a movilizarse, hacemos un llamamiento especial al pueblo de Madrid, antifascista y solidario, a incorporarse a esta gran movilización.

PAN, TRABAJO, TECHO E IGUALDAD:

 En defensa de pensiones públicas dignas y a cargo de los Presupuestos. No al Pacto de Toledo

 Por el empleo estable, salarios dignos y la renta básica: Derogación de las reformas laborales

 Por la libertad de las personas presas y procesadas por luchar. Amnistía.

 Por el no pago de la deuda. UE y FMI fuera ya de aquí

 Por la defensa de los Servicios Públicos como derechos esenciales.

Contra el feminicidio: Nos queremos vivas, ni una menos.